Bracero Leonés
SEMANA SANTA LEONESA
COFRADÍA DEL DULCE NOMBRE DE JESÚS NAZARENO
-FUNDACIÓN: 4 DE FEBRERO DE 1611
-PASOS TITULARES: NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO
-SEDE CANÓNICA: CAPILLA DE SANTA NONIA
-HERMANOS: 4.500
La Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno celebró su IV Centenario en el año 2011, partiendo de la Regla aprobada por el Obispo Don Francisco Terrones Aguilar del Caño, el 4 de febrero de 1611, por lo que esta fecha es la que se toma como de su fundación por haber adquirido naturaleza legal por la aprobación eclesial.
Meses antes, funda la Compañía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno, "con objeto de servir a Dios Nuestro Señor y a honra y gloria del Santísimo Nombre de Jesús Nazareno", su capilla en el Convento de Santo Domingo el Real, de la capital leonesa, adquiriéndola en propiedad en 1615. En los antiguos estatutos se recogía fielmente la compostura e indumentaria que debían llevar los cofrades: absoluto silencio y respeto, túnica negra sencilla y con capillo, es decir, cubiertos durante todo el trayecto de la Procesión. De su contenido podemos deducir que la Cofradía ya venía existiendo con anterioridad, si bien éste es el primer documento oficial y escrito con el que contamos en la actualidad.
ORACIÓN EN EL HUERTO
VÍCTOR DE LOS RÍOS (1952)
Tras la Guerra de la Independencia y reorganizarse la Cofradía, aparecen las primeras referencias al paso de la Oración en el Huerto. Así en 1815 se realiza un abono al Maestro Bernardo Pérez por la hechura del antiguo paso de la Oración, con un coste de 370 reales, y, si bien se trata de la primera referencia en los libros de cuentas de la Cofradía sobre este conjunto, todo parece indicar que ya se disponía de esta escena con anterioridad. Esta antigua Oración, como la actual, estaba compuesta por las imágenes de Jesús y un ángel, siendo la imagen del Señor de las denominadas de bastidor, es decir, tenía tallados cabeza y manos, siendo el cuerpo de vestir, contando con camisa, túnica y cordón, así como una peluca de pelo natural que se solía rizar todas las Semanas Santas, mientras que el ángel era una talla de reducido tamaño.A lo largo del siglo XIX aparecen diversos apuntes sobre el mantenimiento y reparación de este paso, así como del ajuar de la imagen, destacando por ejemplo la donación que en 1898 “la señorita Adela Ramos regaló una camisa de hilo fino con encaje y botón de oro con piedra fina para la Oración del Huerto”. Dicho botón, o polea camisera, se entrega al Abad entrante durante la ceremonia de su toma de posesión, reminiscencia de cuando se entregaban las alhajas y bienes de la Cofradía al nuevo Abad para su custodia. En 1928 este paso es protagonista de una nueva procesión a la que daba nombre, y en la que participaron también las otras dos Cofradías leonesas: la de Angustias y Soledad y la de Minerva y Vera-Cruz, saliendo únicamente ese año, siendo Abad el Hno. Enrique Salgado Benavides, portando los hermanos, en lugar del tradicional capillo bajo, un capirote alto morado tal y como recogía “a priori” Santiago Eguiegaray Pallarés en una de las primeras publicaciones cofrades conocidas en León. El conjunto continuó sin mayores contratiempos hasta 1944, en que se decide sustituir el pequeño ángel por otro nuevo, de mayor tamaño, posiblemente procedente de unos talleres de arte de Barcelona, cuyo coste fue de 4.000 pesetas. El 12 de enero de 1952 se procede a encargar al escultor Víctor de los Ríos Campos, un nuevo paso de la Oración del Huerto que sustituyera al que, hasta entonces, procesionaba la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno, igualmente compuesto por Cristo orante y un ángel confortador, realizados en madera, así como el trono sobre el que se asientan. Ese mismo año es presentado en el antiguo Instituto Masculino el 6 de abril, Domingo de Ramos, siendo Abad el Hno. Carlos Arias Alonso, siendo portado en su primera salida procesional por 24 braceros. Hasta 1962 las tallas presentaban una disposición distinta a la actual, siendo el trono más ancho que largo, mostrando una disposición de figuras emparejadas y no enfrentadas como procesionan a partir de esa fecha. Esta agonía en Getsemaní nos muestra a Cristo orando con una mirada profunda y cansada, suplicante al Padre, a la vez que asume la responsabilidad depositada en Él. Con la rodilla izquierda clavada en el suelo mientras estira el brazo hacia el olivo, donde un ángel le reconforta y ofrece el cáliz de la amargura. El trono, del mismo año y autor que el paso, está compuesto por paños de latón labrado, y fue modificado en 1996 por el grupo de montaje de la Cofradía, disponiendo la escena en dos alturas. En el año 2004 fue restaurado completamente por Doña Francisca Romero Abajo, Licenciada en Bellas Artes y especialista en la Conservación y Restauración de Bienes Culturales.
📍 La imagen no se encuentra expuesta al culto
🎺🥁 Banda de la Real Hermandad de Jesús Divino Obrero
❓ 84 braceros
EL PRENDIMIENTO
ÁNGEL ESTRADA ESCANCIANO (1964)
Hasta el año 1944 no figuraba esta escena entre las que poseía la Cofradía. Ese año, durante la Abadía del Hno. Dustan Prin Grande se adquiere un nuevo paso, también conocido como el Beso de Judas, sin que se conozca autor y procedencia, aunque todo apunta a que fue comprado en alguno de los talleres de arte cristiano que reproducían efigies en serie. El primitivo paso estaba compuesto por cuatro figuras: Jesús y Judas, en acción éste último de besar a Cristo, con la bolsa de monedas en la mano izquierda, mientras dos romanos se mantienen expectantes para apresar al Mesías. En mayo de 1962, a instancias de Óscar Rodríguez Cardet, se decide realizar una reforma en el paso, presentando en octubre de ese mismo año una maqueta del joven escultor Ángel Estrada Escanciano, tasando la obra en 200.000 pesetas. El nuevo paso, realizado en pino del norte, sería parcialmente estrenado en 1964, durante la abadía del Hno. Onésimo Gutiérrez Lobo, finalizándose al año siguiente, año de la abadía de su promotor, y prescindiendo de la figura de un soldado que originalmente figuraba en el proyecto, sin conocer muy bien las causas de esa decisión. El conjunto se articula en dos bloques. En el primero de ellos, y sobre un pequeño montículo, consta de las imágenes de Jesús, con un aspecto sereno mientras que en su mirada se plasma la tensión del pasaje evangélico, Judas y Pedro. El Iscariote se aproxima a Cristo para darle un beso, señal convenida para identificar al Rabí, mientras que Pedro, enjuto de carnes y semblante desolado, dirige su mirada y señala a la cohorte, dispuesto a impedir el prendimiento del Mesías. El segundo grupo que completa la escena está compuesto por dos soldados romanos con las espadas desenvainadas, que escoltan a un Sumo Sacerdote, que se dirigen a apresar a Jesús, bajo la indicación del citado representante del Sanedrín judío. Las efigies fueron restauradas en el año 2007 por Dña. Francisca Romero, consistente en una limpieza y consolidación de la policromía, así como un estudio para intentar mejorar la estabilidad tanto de los dos romanos como de la efigie de San Pedro, sin que se llegará a ninguna conclusión viable. Estas intervenciones sobre la consolidación del conjunto fueron sufragadas en su totalidad por los braceros del paso.El trono del paso, realizado en madera, fue diseñado por el también Hno. Melchor Gutiérrez San Martín en 1985, de líneas rectas y paños con decoraciones vegetales, siendo modificado parcialmente en el año 2001 por el mismo autor, incluyendo ocho gárgolas en las esquinas y otros elementos decorativos en los entrepaños que otorgan mayor volumen al conjunto del paso.
📍 La imagen no se encuentra expuesta al culto
🎺🥁 Banda de CCyTT JHS (compartida con la Flagelación)
❓ 96 braceros
LA FLAGELACIÓN
GASPAR BECERRA (S.XVI)
El Cristo atado a la Columna es la talla más antigua y una de las de mayor calidad que posee la Cofradía. Atribuida al escultor romanista Gaspar de Becerra, en la segunda mitad del siglo XVI, entre 1558 y 1562, cuando dicho escultor estuvo trabajando en el retablo de la Catedral de Astorga. Nos presenta la tipología de un Cristo de gran piedad, abrazado a una columna alta, tipología típica de ese periodo, estando la misma coronada por un gallo, como símbolo de las negaciones de Pedro. La imagen es de tamaño algo menor del natural, y se desconoce como llegó a propiedad de la Cofradía y desde cuando forma parte de las procesiones organizadas por ésta. Cabría la posibilidad de que ésta llegara mediante algún tipo de donación, o bien, hubiera sido comprada al propio Convento de Santo Domingo, donde tenía capilla propia la Cofradía, o a algún otro monasterio o parroquia tras la desamortización de Álvarez Mendizábal. Lo que si consta en los exiguos archivos de la Cofradía y los libros de cuentas que han llegado hasta nosotros, es que en el siglo XVIII ya figuraba entre los pasos que procesionaba la hermandad, denominado, en algunos documentos antiguos, como el Sr. a la Coluniya. La composición del paso es marcadamente vertical, cuyo eje principal lo conforman la propia columna y la imagen de Jesús, que se dispone paralelo a ella. Hasta 1943 no hacen aparición los sayones que completan el conjunto, cuando el Abad, Hno. Gonzalo de Paz del Río, informa que en un viaje a Barcelona ha visitado a un “artista especialista en imágenes” y ha contratado los dos sayones que azotan a Cristo y el soldado romano que ambientan la escena, y cuyo coste fue de 10.000 pesetas, siendo su estreno en el año de 1944. En esos mismos talleres se adquirió el ángel de la Oración en el Huerto, de los que nada más conocemos. También en ese año se adopta la denominación actual del paso, "La Flagelación", aunque también es conocido como "el gallo", por el ave que figura en el capitel de la columna. El trono sobre el que desfila el conjunto, realizado en madera de cedro por el taller de los Hermanos Caballero González, de Sevilla, en el año 2011, consta de una canastilla de curvas y contracurvas, con cuatro faroles en las esquinas, en la que se ubican ocho escenas encargadas al escultor Mariano Sánchez del Pino con diversos motivos, como la Entrada de Jesús en Jerusalén, la Sagrada Cena, una caída de Jesús con la Cruz,… así como dos querubines que, en el frontal del paso, portan el emblema de la Cofradía. Tras diversas restauraciones, más o menos afortunadas, se ha realizado una profunda limpieza de la talla en el año 2008, a cargo de la Dirección General de Patrimonio Cultural perteneciente a la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, eliminando distintos repintes y recuperando, en la mayor medida posible, su color original, tal y como la concibió el autor.
📍 La imagen original se encuentra expuesta al culto en la capilla de Santa Nonia
🎺🥁 Banda de CCyTT JHS (compartida con el Prendimiento)
❓ 90 braceros
LA CORONACIÓN
HIGINIO VÁZQUEZ (1977)
La Coronación de Espinas es uno de los conjuntos históricos que posee la Cofradía desde los años cercanos a su fundación. Así, en el contrato que se firma con Díez de Tudanca en 1675, siendo Abad Martín Asensio Albarez, se expone que desean sustituir su antigua escena, un paso de los denominados de “papelón”, por “estar yndepcente por ser las hechuras de los sayones de carton y averse de renovar cada año en que la compañía tenia mucho gasto”. El nuevo conjunto se pide que sea a imitación del que posee la Cofradía de la Vera-Cruz de Valladolid, realizado por Gregorio Fernández en la segunda década del siglo XVII, describiendo la escena: “Christo en su tórculo, sentado con bestidura de púrpura, como está el de Valladolid, dos sayones que le están coronando con sus orquillas, otro sayón que está delante de rodillas, dándole la caña, otra figura detrás que está mirando la execución del castigo, este representa un juez del senado...” Desconocemos el paradero de este paso, que bien pudo llegar hasta finales del siglo XIX e incluso comienzos del XX, si bien lo más probable es que sólo lo hiciera la efigie del Señor, toda vez que con la crisis de finales del XVIII la Cofradía había decidido prescindir de los sayones de sus pasos, que tal vez pudieron desaparecer en el incendio del Convento de Santo Domingo en 1809. En 1908, siendo Abad el Hno. Mariano Andrés Lescún, se encarga una nueva Coronación, compuesta por tres figuras, procedente de algún taller de imágenes de serie, tal vez de Olot o de Valls, donde se representaba a Cristo sentado y maniatado, con un sayón y un romano a su espalda colocando la corona de espinas. Este conjunto fue cedido, en 1984, a la Hermandad del Stmo. Cristo del Amor y de la Paz de Salamanca, formando parte de su procesión ese mismo año, y entre 1985 y 1995 en la Procesión General del Santo Entierro, volviendo durante algún tiempo a la propia procesión de la Hermandad del Amor y Paz. En el año 2004, tras algunos años sin procesionar, fue recuperado por nuestra Cofradía. En 1977 se decide volver a sustituir el paso, hablando con diversos escultores, adjudicando el proyecto al zamorano Higinio Vázquez García, fue estrenado ese mismo año. La actual Coronación de Espinas está formada por cinco figuras: tres representando al pueblo romano, otra a la plebe y la quinta a Cristo, sentado en su tórculo sobre unas gradas, con rostro sereno y envuelto en un halo místico, alrededor de la cual se dispone el resto. Un primer soldado, bastante hierático y en pie, se convierte en espectador de lujo, mientras otro, con gesto desgarrado, se dispone a coronar de espinas la cabeza de Jesús. Las dos figuras que miran a Cristo de frente, tienen actitudes claramente burlescas, así aparece en primer término, otro soldado que, en cuclillas, enseña la lengua a Cristo con gran teatralidad mientras sostiene una clámide púrpura para colocarla sobre el Señor posteriormente. Representando al pueblo aparece la última imagen, un esbirro con una bota de vino a la espalda que hace de introductor a la escena, ya que muestra al pueblo fiel la coronación de espinas. Este burlón representa la nota anecdótica del paso, pues si la bota de vino hace que sea identificado como un “borrachín”, no deja de ser el autorretrato del escultor del conjunto, que con mano acusadora nos muestra a Cristo Rey. El paso procesiona sobre un trono realizado en los talleres de Manuel Guzmán Fernández en el año 2008, sustituyendo uno de estilo modernista realizado en 1988 de Melchor Gutiérrez San Martín.
El trono actual está realizado en madera de cedro real con ingletes en las esquinas y cartelas en los salientes del trono, siendo los entrepaños calados y decorados con cabezas de ángeles.
📍 La imagen no se encuentra expuesta al culto
🎺🥁 B.M de las 7 Palabras de Jesús en la Cruz (compartida con el Ecce Homo)
❓ 96 braceros
ECCE HOMO
ESCUELA CATALANA (1905)
La escena, conocida desde antiguo como “El Balcón”, es otro de los pasos con los que contó la Compañía desde tiempos inmemoriales, toda vez que en los libros de actas y cuentas más antiguos que se conservan ya aparece reiteradamente mencionada. Poco o nada sabemos sobre esta escena que poseía la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno en el siglo XVIII, y bien pudiera ser ésta, de la que ya sólo se conservaba la imagen de Cristo, la que se permuta, en 1860, con la Venerable Orden Tercera Franciscana, toda vez que la imagen del Ecce Homo estaba muy deteriorada, y eran bastante frecuentes los arreglos y retoques que se realizaban en él a lo largo de todo el siglo XIX. Esta nueva imagen procedente de la comunidad franciscana no tuvo una larga vida en el seno de la penitencial, toda vez que en 1905, durante la abadía del Hno. Ramiro Marasa Olivié, se adquiere, a través del comerciante Juan de Arizaga, las efigies de Cristo y Pilato, con casi total seguridad a alguno de los talleres de arte de serie catalanes, siendo presentadas el 19 de abril de ese mismo año. En 1955 se adiciona al grupo la imagen de un esclavo negro, sosteniendo una jofaina y una toalla con las cuales Pilato se lavará las manos, procedente de los talleres del Arte Cristiano de Olot, que, sin embargo, no acaba de cuajar en el conjunto y es retirada pocos años más tarde. En este conjunto se nos muestra a Pilato presentando al pueblo a su Rey, coronado de espinas, con manto de loco y maniatado, sosteniendo una vara a modo de cetro, asomado en el pretorio. El trono, obra del Hno. Melchor Gutiérrez San Martín, de impresionante factura, fue concluido en 1998. Presenta cuatro escenas de gran tamaño en cada uno de sus frentes, repitiéndose en el anterior la escena principal, con Cristo, Pilato y Claudia Prócula, que intenta interceder ante el procurador por el Mesías. En los laterales aparece una Piedad de gran teatralidad y una Verónica, que con gran devoción que intenta limpiar el rostro a Cristo en una de sus caídas. En la parte posterior del mismo se desarrolla un “Llanto sobre Cristo muerto”, inspirado en la iconografía de Juan de Juni que se conservan en Valladolid y Segovia sobre el mismo tema. Cristo yacente, en una marcada línea horizontal, sirve de contrapunto a la vertical del conjunto, protagonizada por San Juan y la Virgen que se desploma ante el dolor inconsolable. Mientras, en las esquinas, y por parejas vemos a María de Cleofás y María Magdalena, acompañadas por Nicodemo y José de Arimatea que se disponen a embalsamar el cuerpo del maestro. En el año 2006 fue restaurado completamente por Doña Francisca Romero Abajo, Licenciada en Bellas Artes y especialista en la Conservación y Restauración de Bienes Culturales, eliminando repintes y descubriendo la policromía original de las efigies.
📍 La imagen se encuentra expuesta al culto en la capilla de Santa Nonia
🎺🥁 B.M de las 7 Palabras de Jesús en la Cruz (compartida con la Coronación)
❓ 94 braceros
NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO
ESCUELA CASTELLANA (S.XVII) (NAZARENO)/VÍCTOR DE LOS RÍOS (1946) (CIRINEO)
Nuestro Padre Jesús Nazareno, paso titular de la Cofradía, está compuesto por dos imágenes. Jesús con la Cruz a cuestas camino del Calvario, y Simón de Cirene ayudándole en tan penosa tarea. La efigie de Jesús es una obra del siglo XVII, de la que poco conocemos, al ser escasísimos los documentos conservados de ese periodo, si bien su autoría ha sido ligada a varios escultores de la escuela castellana, con mayor o menor acierto. Desde Gregorio Fernández a varios de sus seguidores, siendo atribuida por el Catedrático de Arte Fernando Llamazares Rodríguez a Pedro de la Cuadra. En 1983 José Javier Rivera Blanco, Doctor y Catedrático de Historia del Arte, redacta un informe sobre la imagen, en el que la data en torno al segundo cuarto del siglo XVII, entre 1640 y 1650, atribuyendo la gubia a algún seguidor de Gregorio Fernández imitador de sus formas, tan de moda en aquellos tiempos, donde incluso se copian pasos completos del gallego, descartando tanto al propio Fernández como a Pedro de la Cuadra. Justifica su argumentación sin poder concretar más por las numerosas intervenciones realizadas sobre la imagen, desde 1674, donde a Díez de Tudanca se le pide que “a de aguecar la ymagen de Jesús Naçareno que tiene la conpañia y ponerlo lo mas ligero que se pueda y bolberlo a cobrir en la forma que oy esta” -lo cual hace pensar que la misma fuera de talla completa, no de pabellón como en la actualidad- así como los destrozos del incendio del Convento de Santo Domingo en 1809 y otras actuaciones en la misma en 1816, y más recientemente en 1944, alegando que ha perdido incluso el carácter que la originara. En el año 2011 los historiadores del Arte, César García Álvarez y Eduardo Álvarez Aller, hacían pública la atribución de Nuestro Padre Jesús Nazareno al escultor Gregorio Fernández, en la presentación de una comunicación durante el IV Congreso de Cofradías Nazarenas celebrado en León, trabajo ampliado que era publicado por la Universidad de León en noviembre del 2012. Lo único que podemos decir a ciencia cierta, toda vez que la falta de documentación nos impide asegurar otra cosa, es que se trata de una obra de la Escuela Castellana, imitadora de las formas de Gregorio Fernández, realizada entre 1610 y 1650 en algún taller de Valladolid, entonces principal centro de imaginería de la mitad norte de la península. El escultor que la realizó debía conocer el Atado a la Columna, imagen propiedad de la Cofradía de la Vera+Cruz de Valladolid, ya que presenta bastantes rasgos comunes con esa imagen. En el año 1944 se encargó su restauración total al escultor Víctor de los Ríos Campos, quien recompuso la cabeza retallando la melena en madera, construyendo un cuerpo y los pies que se habían de ver bajo la túnica. Hasta 1952 el Nazareno usaba una peluca de pelo natural, sin conocer desde cuando se utilizaba esta práctica, aunque a lo largo del siglo XIX existen numerosas referencias acerca del mantenimiento de dicho elemento postizo. En 1960 se vuelve a restaurar la imagen del Nazareno, debido a la carcoma aparecida en la efigie titular. En el año 2015 se le encarga al escultor sevillano Juan Manuel Miñarro López la hechura de un nuevo cuerpo y la restauración de la imagen, así como una nueva cruz procesional de salida, obra del también escultor hispalense Enrique Lobo Lozano. El vestuario actual del Nazareno lo componen cinco túnicas, utilizadas en los diferentes cultos ordinarios en la Capilla de Santa Nonia, actos procesionales, triduos y otras fiestas de la Cofradía. Así, entre las túnicas de “diario” podemos ver la realizada en 1989, confeccionada en terciopelo morado con agremanes y piedras de imitación en cuello, mangas y borde inferior, siendo la bocamanga de forma faroleada. En el año 2006, la familia Campo-Fuertes dona y realiza otra túnica de culto, elaborada sobre terciopelo de algodón morado por la técnica de la aplicación enriquecida, con elementos ornamentales vegetales. Respecto a las túnicas que el Nazareno porta en las distintas procesiones y actos principales podemos observar la realizada en 1934 en el Convento de las Trinitarias madrileñas, donación de Dña. Flora Velasco Reyero y su hermana, siendo una obra de bordado en oro sobre terciopelo sintético, con multitud de elementos vegetales, destacando las flores pasionarias. En 1991, y debido a su mal estado de conservación, se decide trasladar el bordado de la misma, siendo realizado en el Convento de las Carbajalas leonesas, bajo las indicaciones del hermano Melchor Gutiérrez San Martín, modificando diversas partes del mismo para ganar vistosidad, y añadiéndole nuevos elementos, mejorando considerablemente su aspecto. Esta túnica es con la que se viste a la imagen del Nazareno habitualmente en la Procesión de los Pasos, así como en los Besapiés y tomas de posesión de los nuevos abades. También utilizada en Procesión, aunque esta vez en la de la Pasión el Lunes Santo, tenemos una túnica realizada en 1962 por las madres Clarisas, y donada por la familia Ramos-Millán. Consta de un bordado en oro aplicado sobre terciopelo sintético, con motivos eucarísticos, portando en la parte posterior una gran cruz y el anagrama de la Cofradía. Esta túnica, aparte de la Procesión antes mencionada, también es utilizada durante los días del Triduo. Por último, en el año 2018, la efigie del Nazareno ha estrenado una nueva túnica de terciopelo de seda morado, lisa sin bordado alguno, realizada en el taller de bordado Hermanos Labanda Urbano, utilizada en la Procesión de dicho año, siendo una donación del Abad Hno. Juan Carlos Morán Fernández. La primera referencia al Cirineo la obtenemos en 1674, cuando en el contrato firmado con Díez de Tudanca se le encarga “un cirineo también de bulto para ayudar a llebar la cruz a Jesús Naçareno”. Del Cirineo de Tudanca poco o nada sabemos, ya que la falta de documentación en los siglos XVII y XVIII nos deja a oscuras durante esas dos centurias. Si podemos precisar que en el siglo XIX existía dicha iconografía, aunque no podemos afirmar que fuera la misma que realizara el autor del Expolio. En 1860 se efectúan pequeñas reparaciones en manos, repintes en 1879… Esta efigie de finales del siglo XIX estuvo vigente hasta 1940, cuando se decide reemplazarla por otra imagen, en 1941, durante la abadía del Hno. Enrique de la Puente, adquiriendo una figura de cartón-piedra procedente de los talleres de gerundense de Olot. En 1946 se contrata con Víctor de los Ríos Campos una nueva imagen del Cirineo, siendo ésta la que actualmente procesiona, representando a un hombre alto y fuerte, con anatomía atlética. El Cirineo posee tres túnicas actualmente: la primera de ellas, realizada en paño de estameña marrón en 1993 y donada por el Hno. Alejandro Morán. La segunda, de 1994, realizada por Melchor Gutiérrez San Martín, se trata de una obra en terciopelo acrílico bordada en oro y plata con reflejos verdes y burdeos, donación de varios hermanos de la Cofradía. La más reciente es del año 2014, en terciopelo color burdeos, de Juan Carlos Campo Salas. El paso es portado, desde el año 2000, en el antiguo trono de la Hermandad de San Gonzalo de Sevilla, de estilo barroco realizado en 1948 por Manuel Guerra, dorado por Manuel Calvo Camacho en 1976. Los candelabros son obra de Manuel Guzmán Bejarano en 1972, siendo restaurado en el año 2010. Este paso participó en el Vía Crucis que se organizó, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, en Madrid el 19 agosto del 2011 y que estuvo presidido por S.S. Benedicto XVI.
📍 La imagen se encuentra expuesta al culto en la capilla de Santa Nonia
🎺🥁 Banda de CCyTT JHS (Lunes Santo)/A.M JHS (Viernes Santo, compartida con la Verónica)
❓ 94 braceros
LA VERÓNICA
FRANCISCO DE PABLO PANACH (1926)
Realizada en pasta de madera en 1926, durante la abadía del Hno. Vicente Crecente, siendo recogida su llegada a León en el Diario de León en los siguientes términos: “procedente de los mejores talleres de imágenes religiosas de Valencia”, aunque en los libros de cuentas de la Cofradía no aparece ningún desembolso por la misma, ya que, según el historiador leonés Antonio Alonso Morán, pudo ser sufragada por suscripción popular. Obra del valenciano Francisco de Pablo Panach, del que poco conocemos, más que algunas referencias a obras suyas -entre ellas un Verónica de gran parecido, en Daimiel (Ciudad Real)- es una imagen exenta, con una estética muy cercana a los populares talleres de imágenes cristianas, lo cual, durante bastante tiempo, hizo que se pensara que era una pieza de las denominadas de serie. En 1946, el pintor leonés Demetrio Monteserín, según Cayón Waldaliso en su libro sobre la Cofradía, realizó el paño que sostiene entre las manos y que representa el rostro de Cristo, y que fue sustituido en 1963 por el actual, realizado en los talleres de Nicolás de Lapuente de la Infiesta, y siendo donación de la familia Restituto Labanda Cordero. En la Capilla de Santa Nonia sostiene un paño realizado y donado por el Hno. Manuel López Bécker en 1991. La Verónica se asienta sobre un trono compuesto por dieciocho cartelas figurativas, realizado en 1992, y que en un principio fue pensado para el paso de la Crucifixión. Obra del leonés Melchor Gutiérrez San Martín, es sin duda alguna uno de los tronos más originales de los que posee la Cofradía, y donde se presentan los doce bustos de los apóstoles; La Virgen María, escoltada por María Magdalena y la de Cleofás; y Cristo yacente con dos ángeles pasionarios, todo ello modelado con una gran manierismo y realizado en fibra de vidrio.
📍 La imagen se encuentra expuesta al culto en la capilla de Santa Nonia
🎺🥁 A.M JHS (compartida con Nuestro Padre Jesús Nazareno)
❓ 80 braceros
EL EXPOLIO
FRANCISCO DÍEZ DE TUDANCA (1674)
La Cofradía de Jesús Nazareno, en la segunda mitad del siglo XVII, incrementó de un modo considerable lo que hoy día denominamos patrimonio artístico. En 1674 se le encomienda a Francisco Díez de Tudanca el paso del Expolio, la imagen del Cirineo y el ahueque de la escultura titular. El conjunto de cinco figuras representaba el momento en que Cristo es despojado de sus vestiduras, antes de ser clavado en la cruz, mientras que cuatro sayones presentaban diferentes poses. Del paso original tan sólo se conserva la imagen de "Christo nuestro bien de bulto a ymitación de mucha humildad". El contrato firmado entre Díez de Tudanca y el Abad de la Cofradía, Marcos Anguiano, que se conserva en el Archivo Histórico Provincial, nos describe con gran detalle las características de la obra. Los cuatro sayones debían ser también de bulto, y se describe las posiciones y acciones que debían desarrollar, así como sus ropajes: El uno quitando la bestidura a Christo con el mobimiento que le pertenece, […] otra figura al modo de la referida con mobimiento de estar barrenando la cruz […] ansi mismo an de yr en el mismo paso jugando las bestiduras sobre un tambor con unos dados y yncada cada uno una rodilla sobre el tablero y la otra lebantada con un acha de armas cada uno y con mobimiento de estar riñendo […] Los sayones, tal vez arrinconados a finales del XVIII en el Convento de Santo Domingo tras la crisis de los braceros de 1785, pudieron perderse en el incendio que afectó al cenobio durante la ocupación francesa y que finalmente supuso su ruina mediado el siglo XIX. La imagen de Cristo presenta las características propias de las obras de Gregorio Fernández y de la estética barroca castellana, con abundantes llagas en hombros y espalda, así como de postizos que intensificaran la sensación de realidad, con ojos de cristal y dientes de marfil. Y este paso, al igual que ocurriera con la Coronación encargada el año antes, tal vez fuera copia de otro que tenía la Cofradía de Jesús Nazareno y Cinta de San Agustín de la vecina ciudad de Valladolid. A este paso también se le conoce, cariñosamente como el torero, debido a que entre sus manos antiguamente portaba un paño blanco, símbolo del expolio, y por la posición que adoptaba, colocación de paño, pies, brazos y cabeza ladeada, simulaba a un torero citando a un toro. También es nombrado, y así figura en diversos libros de cuentas de la Cofradía, como “El Silencio”. Varios han sido los intentos de volver a completar el paso a lo largo del siglo XX, aunque hasta el momento, no ha fructificado ninguno. La escena se completa con la cruz sobre un peñasco, antes de proceder a enclavar a Cristo, así como una camisa ensangrentada, una túnica, donada en 2006 por el entonces Vice-Abad Hno. Pablo San José Recio, y realizada por Juan Carlos Campo Salas en bordados de aplicación, así como otros atributos de la Pasión, como los dados en recuerdo a los sayones desaparecidos que se jugaban las vestiduras. En 2008 fue restaurado concienzudamente por la Dirección General de Patrimonio Cultural, perteneciente a la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, eliminando todos los repintes que había ido acumulando a lo largo de los siglos, mostrándonos la efigie con su encarnadura propia de finales del XVII. En el año 2016 se realiza una consolidación de la policromía a cargo de la restauradora Silvia Álvarez López-Doriga. El trono fue diseñado por Melchor Gutiérrez San Martín y estrenado en 1985. Realizado en madera, es de cierta sencillez, presentando diversos elementos decorativos de latón en sus paños, y unos mascarones que rompen la linealidad de las formas, y consiguiendo un buen conjunto en la calle.
📍 La imagen se encuentra expuesta al culto en la capilla de Santa Nonia
🎺🥁 A.M Cristo del Gran Poder (compartido con la Exaltación de la Cruz)
❓ 84 braceros
LA EXALTACIÓN DE LA CRUZ
JOSÉ ANTONIO NAVARRO ARTEAGA (2000)
Este conjunto ha sido el último, hasta el momento, que ha adquirido la Cofradía, en el año 2000 y es obra del hispalense José Antonio Navarro Arteaga. A pesar de haberse barajado la posibilidad de la construcción de un nuevo paso desde los años ochenta del pasado siglo y de diversas temáticas –una caída, la lanzada, la elevación de la cruz,…-, no sería hasta 1998 cuando el proyecto sería aprobado en Junta General de Hermanos, comenzando entonces las gestiones para su realización. El paso de la Exaltación -escena única en la provincia de León- representa el momento en que Cristo es elevado en la cruz en la que le acaban de clavar, en presencia de un soldado romano que de ese modo certifica la condena a muerte en la cruz. Dos sayones tiran de las sogas para izar la Cruz, mientras que un tercero "mete el hombro" para equilibrar el madero de tortura, fijándolo al suelo de manera precisa. La escena, de gran teatralidad, presenta un fuerte dinamismo, a través de los esfuerzos realizados por los tres sayones. El trono, realizado por el Hno. Juan Carlos Campo Salas en compañía de algunos miembros del grupo de montaje de la Cofradía, presenta una gran sencillez, con elementos arquitectónicos y frontones de estilo griego, en los cuales se ubican seis cartelas realizadas en bronce por el propio Navarro Arteaga, con escenas del Antiguo Testamento.
📍 La imagen no se encuentra expuesta al culto
🎺🥁 A.M Cristo del Gran Poder (compartida con el Expolio)
❓ 102 braceros
LA CRUCIFIXIÓN
ANÓNIMO (1908) (CRISTO)/FAUSTINO SANZ HERRANZ (1992) (SAN JUAN, VIRGEN MARÍA Y MARÍA MAGDALENA)
La primera constancia de la incorporación de un crucificado en la Procesión de los Pasos es cuando se adquiere en 1908, junto al nuevo paso de la Coronación, con el nombre de “Santo Cristo”, a los talleres de imágenes cristianas levantinos, tal vez de Olot o de Valls, en el transcurso de la abadía del Hno. Mariano Andrés Lescún. El paso representa a Cristo vivo en la Cruz, dirigiendo una última súplica al Padre. En el año 1928 se adquieren las primeras imágenes de San Juan y la Virgen María, para completar el Calvario, siendo Abad el Hno. Enrique Salgado Benavides, procedentes de los talleres "El Renacimiento" de Olot, Gerona. Entre los años 1956 y 1960, se incorpora la imagen de la Magdalena, de Víctor de los Ríos, y que forma parte del paso del Descendimiento (1945), propiedad de la Real Cofradía del Stmo. Sacramento de Minerva y de la Santa Vera-Cruz. El Cristo de la Crucifixión fue cedido, igualmente, a la Cofradía del Santo Cristo del Perdón en el año 1965, para su primera procesión por las calles leonesas, hasta que la hermandad ferroviaria encargara su propia imagen titular a Ángel Estrada en 1966. De igual modo, la imagen de la Virgen adquirida en 1928, formó parte, de un nuevo paso en la Cofradía de Ntra. Sra. de las Angustias y Soledad, que en 1994 solicitó la figura para que desfilara bajo la advocación de la Consolación de María, en la Solemne Procesión del Santo Entierro de ese año, siendo el paso portado íntegramente por mujeres. En 1990, y después de una década de diversos estudios para su remodelación, se acuerda sustituir las efigies de San Juan y la Virgen, siendo encargadas al escultor madrileño Faustino Sanz Herranz, así como otra de María Magdalena. Estas nuevas esculturas no son del agrado de la Cofradía, y se llega al acuerdo, con el mismo escultor de reemplazarlas por otras, siguiendo los bocetos de Melchor Gutiérrez San Martín. En 1994 el paso estrena un nuevo trono, siendo completado en 1995. El trono está realizado en Guadamecil, es decir, cuero repujado, labrado y policromado con motivos ornamentales por Melchor Gutiérrez San Martín en 1995, así como los cuatro evangelistas que, situados en las esquinas del mismo y produciendo cuatro ángulos diferentes, rompen las simetrías del paso. La imagen del Crucificado fue restaurada por última vez en el año 2007 por Dña. Francisca Romero Abajo, Licenciada en Bellas Artes y Especialista en conservación y restauración de Bienes Culturales, paliando los deterioros surgidos con el paso del tiempo, así como eliminando la suciedad y repintes que disimulaban antiguas reparaciones.
📍 La imagen se encuentra expuesta al culto en la capilla de Santa Nonia
🎺🥁 A.M Angustias y Soledad (compartida con el Santísimo Cristo de la Agonía)
❓ 92 braceros
SANTÍSIMO CRISTO DE LA AGONÍA
LAUREANO VILLANUEVA (1973)
En 1957 se incorporara a la procesión un nuevo Crucificado, que representa la muerte de Ntro. Señor en la cruz, y para ello se recurre a la magnífica imagen que en 1631 el escultor gallego Gregorio Fernández hiciera para la capilla que habían fundado la familia de los Balderas en la Iglesia de San Marcelo. Este paso, con el nombre de Santo Cristo de la Agonía, formó parte de la procesión de los Pasos, organizada por la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno hasta 1968. Desde 1962, el uso de la imagen había sido fuente de problemas, ya que la Cofradía de las Siete Palabras de Jesús en la Cruz, erigida en dicho año y con sede canónica en la Iglesia de San Marcelo, había escogido esta misma talla como imagen titular. En 1968, el prelado de la diócesis toma la salomónica decisión de prohibir que el Cristo de lo Balderas vuelva a procesionar, alegando su mal estado de conservación. Ello lleva a la Cofradía de las Siete Palabras a encargar una copia y a la de Jesús a intentar encontrar otras soluciones al problema planteado. Así, recurre en 1969 a la Cofradía de Ntra. Sra. de las Angustias y Soledad, solicitando la cesión de su Santo Cristo para la procesión de la mañana. En 1970 se recurre a otro crucificado de Gregorio Fernández, que se encuentra en el monasterio de San Pedro de las Dueñas. En 1971 y 1972 se adopta como Cristo muerto en la Cruz a la copia, realizada en 1964 por Andrés Seoane Otero, del conocido como “Cristo Gótico” de Barrios de Luna, que se hallaba en el claustro de la Real Basílica Colegiata de San Isidoro. Por fin, en 1973, se presenta un 14 de abril el “nuevo” Cristo de la Agonía, realizado por el leonés Laureano Villanueva Gutiérrez durante la Abadía del Hno. Sigfredo Vicente Martínez Olivera. La talla, realizada totalmente a golpe de gubia, en madera de abedul patinada, nos presenta a un Cristo de tamaño mayor del natural, muerto y desplomado, siendo una imagen muy alejada a la estética procesional, tratándose de una pieza modernista. Muestra a Cristo muerto, sin adornos alegóricos, dando a la muerte de Jesús una actitud serena, huyendo del realismo y buscando una sensación más espiritual. El paso procesiona sobre un trono de madera, según diseño de Melchor Gutiérrez San Martín en 1985, en una composición sobria de elementos arquitectónicos con columnas abalaustradas y ángeles simulando el cuerpo bajo de un retablo, y creando un conjunto, imagen-trono, muy homogéneo.
📍 La imagen se encuentra expuesta al culto en la capilla de Santa Nonia
🎺🥁 A.M Angustias y Soledad (compartida con la Crucifixión)
❓ 84 braceros
SAN JUAN
VÍCTOR DE LOS RÍOS (1946)
En los libros de cuentas la primera mención al paso de San Juan se produce en 1849, cuando se encarga, según Cayón Waldaliso, al escultor Gerónimo Román, que en esa misma fecha realiza la Dolorosa, la efigie del discípulo amado, durante la abadía del Hno. Miguel Sánchez. Imagen pequeña, de vestir, y con peluca de rizos, que pronto hace que el acerbo popular le bautice con el cariñoso apelativo del San Juanín de los tirabuzones. Nuestro pequeño San Juanín, uno de los principales protagonistas del Encuentro, llegó hasta 1946, cuando, el que hubiera sido Abad en 1940, Isaac Martín-Granizo, encarga a Víctor de los Ríos Campos una nueva imagen, más acorde con el patrimonio renovado de la Cofradía. El nuevo San Juan, imagen con la que el escultor cántabro ganó el premio Nacional de Escultura de ese mismo año, es una figura un tanto inexpresiva, cuyo rostro no trasmite dolor ni dramatismo, siendo más espiritual quizá. Presenta el pie derecho adelantado, en actitud caminante, como queriendo correr hacia el Encuentro, mientras levanta el dedo índice de su mano izquierda. El paso fue cedido a la Cofradía de Ntra. Sra. De las Angustias y Soledad para su procesión del Santo Entierro en el año 1948, así como las celebradas entre los años 1970 y 1980, cuando adquieren su propio San Juan al escultor Santos de la Hera. La imagen fue restaurada en profundidad en 2005, por Dña. Francisca Romero Abajo, en un trabajo de limpieza y reintegración de lagunas pictóricas. El trono, obra de Melchor Gutiérrez San Martín en 1992, está realizado en madera y destaca la composición y disposición en pergaminos, propios del Evangelista.
📍 La imagen se encuentra expuesta al culto en la capilla de Santa Nonia
🎺🥁 B.M JHS (compartida con la Madre Dolorosa)
❓ 92 braceros
MADRE DOLOROSA
VÍCTOR DE LOS RÍOS (1949)
Hasta 1826 no se tiene constancia escrita de que la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno poseyera o procesionara un paso con la iconografía de la Dolorosa. Según Cayón Waldaliso, en ese año se solicita a la Cofradía de Ntra. Sra. De las Angustias y Soledad la cesión del paso para la Procesión del Viernes Santo. A pesar de ello, es cierto que en 1822 Blas Montes, abad de la Cofradía, se dirige al ayuntamiento "para conceda permiso para que en la plaza de la Constitucion se represente un discurso analogo a el doloroso trance de Maria Santisima quando encontro a su Santisimo hijo en la calle de la Amargura", Sermón que se había realizado ya con anterioridad, y tal vez escenificado con el Encuentro. Desconocemos si esta práctica fue común en los años venideros hasta que en 1849, siendo Abad Miguel Sánchez, “se sacaron del archivo los 2.000 reales que se habían metido el día de la entrega que se hizo a D. Miguel Sánchez, los que se le entregaron para pagar los pasos de San Juan y María, que nuevamente se han construido, de los que dará cuenta cuando rinda las suyas”. Cayón Waldaliso atribuye ambas imágenes al escultor Gerónimo Román, al cual se hace entrega, de manera altruista, de la carta de pago de la Cofradía, y del que poco más se conoce. En la década de 1940 se decide mejorar el paso de la Madre Dolorosa, y en 1946 comienzan las gestiones que desencadenarían en 1949 la presentación en el Instituto Juan del Encina de la Dolorosa actual, obra de Víctor de los Ríos Campos. El paso, sin duda alguna, es en conjunto uno de los que más rico ajuar presenta, siendo la Dolorosa la efigie que más donaciones recibe de parte de sus devotos. Respecto a sus ropajes, la imagen cuenta con varios vestidos o sayas, en colores de terciopelo blanco o negro, que se utilizan en los diversos actos de la Cofradía. En concreto existen en su ajuar dos vestidos blancos: uno de ellos bordado en 1966 por las M.M. Clarisas y que fue donado por la familia Fernández-Abella, que luce habitualmente en su retablo de Santa Nonia, y otro considerablemente más rico para ocasiones especiales, realizado bajo diseño y dirección de Melchor Gutiérrez San Martín en 1993. En cuanto a los negros, son tres: el más antiguo se confeccionó con flores bordadas del vestido que la familia Lubén donó a la imagen en su estreno; el segundo con el capote de paseo que regaló a la imagen el torero Mondeño, y el más nuevo realizado por Melchor Gutiérrez en 2009, siendo ésta la pieza bordada de más categoría. El manto procesional de cola regia fue encargado a Saturnino Escudero en 1950, siendo estrenado dos años más tarde. Dicho manto, que presenta en el eje principal el anagrama de la Cofradía, fue traspasado a nuevo terciopelo en 1993, bajo diseño y dirección del Hno. Melchor Gutiérrez San Martín, por las Madres Benedictinas “Carbajalas”. El mismo Melchor diseñó y dirigió también confección de la rica mantilla o sobremanto que completa el conjunto. El trono del paso, compuesto por paños de cuero repujado y ágatas, con una profusa ornamentación con motivos vegetales y completado con ángeles, se estrenó finalizado en 1996, y es obra del ya citado Melchor Gutiérrez. El palio que luce el paso fue realizado íntegramente a mano de forma artesanal por Melchor Gutiérrez San Martín, en colaboración con su esposa Ana Renedo González, y donado por esta familia en 1979. Está realizado en cuero repujado, brocado y policromado, con cuatro diseños diferentes de bambalina que lo configuran como una pieza absolutamente original y única. En la denominada Gloria del palio se hallan representados los antiguos partidos judiciales de la provincia de León. Los varales fueron realizados en 1998 en los talleres del orfebre cordobés Roncero. De los mismos talleres y del mismo año, por donación del Abad, proviene la diadema, en plata de ley, que luce en procesión. La diadema de capilla es de metal plateado, realizada para el estreno de la imagen. Entre otros complementos y joyas que adornan a la Virgen, cabe destacar un rosario de plata y nácar donado por la familia Sabugo (1992); un corazón con puñales realizado en plata y enriquecido con rubíes y turquesas, diseño original de Melchor Gutiérrez y regalo de la familia Ardura (1991), y unos gemelos de oro y perlas con los emblemas de la Cofradía y del paso ofrecidos por la antigua banda infantil (2002).
📍 La imagen se encuentra expuesta al culto en la capilla de Santa Nonia
🎺🥁 B.M JHS (compartida con San Juan)
❓ 88 braceros